Somos el enemigo.
Cada vez que sonreímos entre nosotros burlonamente.
Cuando reímos con bromas de mierda.
Al no detener al gracioso de turno.

Somos el enemigo.
Pensando qué es cosa de ellas. O de otros. Pero no nuestra.
Cuando sólo vemos tetas, o culos, o un lugar para meterla esta noche.
Y al permitirnos dudarlo. Al menos un poco.

Somos el enemigo.
Con nuestro silencio. Con nuestra hipocresía.
Al agarrar banderas que no nos corresponden e ignorar las nuestras.
Ocupando espacios y repartiendo lecciones.

Somos el enemigo.
Al hablar de otros (como ahora mismo).
Con mis celos de mierda y los complejos de macho.
Asumiendo la verdad desde mi propio privilegio.

Somos el enemigo..
Fantaseando con violar pues sólo es una idea.
“Porque a veces hay que presionar un poco”
“Porque lo busca”, “porque le gusta”
“Porque no voy a ser menos”.

Porque me callo. Porque lo aguanto.
Porque lo olvido. Porque lo aparto.
Por estas líneas. Por mi soberbia.
Por todo ello.
Soy el enemigo.
Y me doy asco.