Salir, volar, correr, bailar, besar, hacerse el muerto.
Asumir este suicidio progresivo que es empezar a quererte.
Como ratón mordiendo las manos, como espalda en la mañana.
Así es el vértigo.
Intenso.
Igual que el miedo.
Y el camino de empezar a añorarte.
Sonrisa inocente.
Cuerpo ardiente.
Lucha eterna.
Almohada perdida y olor a magia.
Bailando libre en la noche.
Construyendo utopía en la mañana.
A la mierda el poliamor y sus mentiras.
Que esta guitarra rota está afinada en clave de vos.
Eslóganes baratos para corazones de saldo.
Y acá estoy, desarmado y cautivo (como el ejército rojo).
Quemando las horas de este invierno.
Pensándote entre ánimas e infartos.
Contando días.
Comiendo tiempo.
Perdido en vos.