Con la resaca propia de las noches largas,
hígado roto, corazón hinchado,
cabeza a punto de estallar,
viendo pasar el tiempo,
así siento la vida en tu ausencia.
Encrucijada por dignidad perdida.
Por odiar al mundo solo por mirarte.
Envidiar el aire que roza tu cuerpo.
Y al pasado, y al presente sin mi,
y al futuro si no es conmigo.
Volando raso sobre campos de amapolas.
Acostumbrándome al silencio,
y a mirarse el ombligo, de vez en cuando,
como cuidado del alma y de la apnea.
Cambiar de estilo.
Rompiendo la cadena del miedo,
y soñar con desiertos calientes,
y con camas que queman,
y con nuevas vidas,
Y con sol de invierno,
Y con tu pelo.
Y así pasar los días,
camino firme,
sonrisa silenciosa,
taquicardia nocturna,
apretar los dientes,
volar contigo.
Libres.
Droga dura.