Y entonces encontré un bálsamo con nombre de esperanza.
Sol del desierto. Furia latina.
Pasión concentrada para corazones en huelga.
Olor a sal y a mañana.
Como si todo fuera efímero.
O eterno.
Silencio al levantarse de la cama.
Flotando entre palabras.
Terapia intensiva para sentimiento a contrapelo.
Respiración asistida.
Presión a mordiscos.
Revolución o muerte.
O tal vez las dos cosas.
Y así, volando entre versos.
Y cariño.
Y sexo del bueno.
Del que reconecta.
Del que engancha.
Del que te arranca sonrisas.
Y así, quemando horas, pegado a vos.
Como un bálsamo.
Lamiendo heridas.
Vuelvo a la vida.